Los apagones han vuelto oficialmente después de semanas de cortes esporádicos, lo que anticipó la declaración de emergencia en el sector energético.
A pesar de la declaración del presidente Daniel Noboa de que no habría más cortes de energía esta semana, el Ministerio de Energía confirmó esta madrugada que los racionamientos eléctricos continuarán.
En medio de esta crisis, las soluciones inmediatas son limitadas, a menos que las condiciones climáticas proporcionen la esperada lluvia. Ecuador se enfrenta a una situación urgente que requiere la obtención de 500 megavatios adicionales: ¿Cómo y cuánto le costará al país suplir este déficit? Aquí están los detalles.
El exministro de Energía, Fernando Santos Alvite, advierte que la actual crisis energética será aún más severa que la que enfrentó durante su gestión. La principal razón, explica, es que, a diferencia del Gobierno de Guillermo Lasso, en el que contaron con el respaldo de Colombia, esta vez Ecuador se encuentra solo en la tarea de suplir el déficit de megavatios.
Entre octubre y diciembre de 2023, Colombia proporcionaba el 6.4% de la energía requerida por Ecuador. Sin embargo, esta contribución se redujo gradualmente y ahora el gobierno colombiano ha suspendido las ventas debido a la disminución de su generación eléctrica, también afectada por la sequía.
En ese sentido, el exministro estima que el país necesitará cerca de USD 600 millones para obtener los megavatios adicionales, y explica los cálculos: «Serán unos 50 millones de dólares mensuales para poner en funcionamiento las plantas, además de los costos asociados al combustible, que podrían ascender a otros 10 millones de dólares al mes. Esto suma un total de 60 millones de dólares mensuales».
La declaración de emergencia otorgará al Gobierno de Noboa, la facultad de llevar a cabo la licitación, que estará a cargo de CELEC. Sin embargo, según Alvite, el Gobierno deberá asegurar la partida presupuestaria, es decir, depositar los USD 600 millones necesarios en la cuenta designada. De lo contrario, Alvite prevé que la licitación pueda terminar en otro fracaso, similar al ocurrido durante su gestión.
«La licitación fracasó por dos razones principales: en primer lugar, los sitios previstos para la instalación de las barcazas o motores no contaban con licencia ambiental. En segundo lugar, los oferentes expresaron preocupación por la reputación crediticia de Ecuador, solicitando la garantía de ver los 500 millones de dólares depositados en una cuenta para asegurar el pago», recuerda.
Pero traer los equipos necesarios para cubrir el déficit podría llevar un mínimo de 90 a 120 días. La situación se agrava aún más, según Alvite, no solo por el tiempo de espera, sino también porque se permitió que los niveles de los caudales en las centrales eléctricas llegaran a niveles críticos y nunca antes registrados.
De hecho, la exministra de Energía, Andrea Arrobo, reconoció el pasado 12 de abril que el embalse de Mazar, el más grande del país, se encontraba en su nivel mínimo, ubicado a 2,115 metros sobre el nivel del mar. En este embalse se encuentra un complejo de tres centrales hidroeléctricas con una potencia conjunta de aproximadamente 1,700 megavatios.
Según el exministro, este nivel es el mínimo requerido para que la planta opere; sin embargo, los registros mostraron que el nivel descendió hasta 2,107 metros, una cifra sin precedentes en Ecuador que pone en peligro el sistema eléctrico.
«Esto puede haber causado daños a la planta y a los equipos. Por eso, es que hoy hay seis horas de corte para, primero, recuperar agua y, segundo, analizar si ha habido no daños»
Santos Alvite