El paro nacional convocado por la Conaie cumple ya su sexto día y mantiene en alerta roja al sector productivo ecuatoriano. Uno de los más golpeados es el sector florícola, orgullo de las exportaciones no petroleras del país, que enfrenta una crisis sin precedentes por bloqueos y actos de violencia en las zonas de cultivo.
Según datos de la Asociación Nacional de Productores y Exportadores de Flores (Expoflores), las pérdidas económicas ascienden a un millón de dólares diarios, una cifra que podría triplicarse si continúan los cierres de vías.
“Estas acciones atentan contra los derechos fundamentales de los trabajadores y generan un ambiente de inseguridad en las comunidades”, alertó Expoflores en un comunicado oficial, calificando los hechos como “actos de terrorismo”.
Fincas bajo amenaza y bloqueos interminables
En Imbabura, epicentro de la producción de flores, se reportaron ataques e ingresos violentos a fincas, donde grupos de manifestantes habrían intimidado a trabajadores y obligado a algunos a unirse a las protestas.
Incluso se denunció el robo de teléfonos móviles para impedir la difusión de imágenes de los incidentes.
Mientras tanto, más de 33.000 empleados enfrentan dificultades para llegar a sus lugares de trabajo, caminando hasta tres horas por carreteras bloqueadas o dañadas.
Riesgo para las exportaciones y la imagen del país
El sector teme que la interrupción prolongada de la cadena logística afecte los envíos hacia Estados Unidos, Europa y Asia, donde Ecuador mantiene a sus principales compradores.
“Si los bloqueos persisten, podríamos perder clientes internacionales que son vitales para la economía nacional”, advirtió un vocero de Expoflores.
Aunque la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas han logrado abrir parcialmente algunas rutas hacia el aeropuerto de Quito, los empresarios alertan que una paralización total podría generar pérdidas de hasta tres millones de dólares diarios, un golpe que califican como “insostenible”.

Gobierno firme: sin diálogo por ahora
El Gobierno ecuatoriano acusa a grupos violentos infiltrados de intentar desestabilizar el país bajo el pretexto de las protestas contra la eliminación del subsidio al diésel.
El presidente Daniel Noboa, en declaraciones recientes, fue categórico:
“No habrá diálogo mientras se mantenga la violencia. La ley y el orden no se negocian”.
El paro indígena, que no ha alcanzado la masiva acogida esperada por la dirigencia de la Conaie, sigue generando consecuencias graves para la producción, el empleo y la confianza de los mercados internacionales.
