Andrés, de siete años, y Víctor, de 12 años, resultaron heridos la tarde del domingo 15 de diciembre de 2024 en medio de una balacera en Flor de Bastión, una conflictiva zona del noroeste de Guayaquil. Ambos menores fueron víctimas colaterales del violento ataque armado que dejó siete muertos y que forma parte de la disputa interna entre dos facciones del grupo criminal Los Tiguerones: Los Igualitos, liderados por alias Winnie Pooh, y Los Fénix, encabezados por alias Motoloco.
Según las primeras investigaciones, el origen de esta nueva escalada de violencia sería el asesinato de alias Motoloco, ocurrido la madrugada del domingo en La Florida, donde el cabecilla se escondía tras haber coordinado una emboscada a 12 policías motorizados la noche del sábado 14 en los bloques 4 y 5 de Flor de Bastión. Su muerte habría provocado una represalia inmediata por parte de Los Fénix, quienes atacaron brutalmente a Los Igualitos ese mismo domingo.
En la balacera, además de alias Winnie Pooh, también murieron su padre, madre y hermana, quienes estaban presentes durante el ataque. Entre las víctimas fatales también figura un curandero que, según la Policía, había sido contratado para realizar un ritual de protección espiritual a favor de Winnie Pooh, quien temía ser asesinado.
La violencia entre estas facciones no es reciente. Según fuentes policiales, alias Negro Willy, cabecilla máximo de Los Tiguerones, estaría promoviendo desde España este enfrentamiento armado entre Los Igualitos y Los Fénix. El líder criminal fue capturado en territorio español hace varios meses, y su ausencia desató una lucha de poder dentro del grupo. Este conflicto ha escalado rápidamente, dejando un rastro de violencia y muerte en Flor de Bastión.
Entre el viernes 13 y el domingo 15 de diciembre, la guerra interna entre las dos facciones ha cobrado la vida de 16 personas. Una de las víctimas fue una adolescente embarazada de 15 años, quien, según información preliminar, era familiar de alias Motoloco. La joven fue secuestrada y acribillada en lo que se presume fue otro acto de represalia.
Las autoridades mantienen un operativo permanente en la zona para intentar frenar esta ola de violencia, pero los habitantes de Flor de Bastión continúan viviendo con temor ante el creciente poder de las bandas delictivas y la intensidad de sus enfrentamientos armados.