La mañana de este viernes 21 de noviembre volvió a sacudir a Guayaquil con un hecho que abre más preguntas que respuestas: el asesinato del exjuez Carlos Zambrano Veintimilla, ejecutado a plena luz del día en la Vía a la Costa.

El jurista, quien había dejado el Consejo de la Judicatura en 2022 para ejercer como profesional independiente, fue acribillado mientras conducía su vehículo. Los sicarios lo persiguieron durante aproximadamente 50 metros, descargaron múltiples disparos y su auto terminó impactado contra un parterre, justo frente al ingreso de una urbanización del kilómetro 10.
La escena fue tan violenta como precisa, lo que ha alimentado inmediatamente especulaciones sobre un posible ataque dirigido, dadas las características del crimen y el perfil del jurista.

Un golpe directo a la justicia
Zambrano, de 49 años, contaba con una amplia formación académica: magíster en Derechos Humanos, Constitucional y Derecho Empresarial, además de ser docente universitario en la Universidad Católica de Guayaquil y en la Universidad Internacional del Ecuador. También constaba como participante en el concurso para Defensor del Pueblo, lo que lo mantenía vigente dentro del ámbito jurídico.
La pregunta que ya ronda en redes y círculos jurídicos es inevitable:
¿qué motivó un ataque de esta magnitud contra un exjuez?
Investigación bajo presión
La Policía Nacional llegó de inmediato para levantar indicios y reconstruir la ruta de los atacantes. La ATM cerró parcialmente la vía para manejar el tráfico en medio de la conmoción de los residentes y conductores que presenciaron el operativo.
Hasta ahora, no se descarta ninguna hipótesis: desde un ajuste de cuentas hasta un crimen relacionado con decisiones tomadas durante su vida judicial. Fuentes policiales reconocen, de forma preliminar, que el ataque tiene el sello de un sicariato profesional.
Guayas, atrapada en la violencia
El crimen ocurre en medio de un panorama alarmante: Guayas supera las 3 500 muertes violentas solo en lo que va del 2025. Cada nuevo caso confirma que la provincia vive uno de los momentos más críticos de su historia reciente, con operadores de justicia, policías y ciudadanos convertidos en blancos de estructuras criminales.