La famosa Noche Amarilla, una de las celebraciones más esperadas en la ciudad, no solo dejó recuerdos festivos, sino una huella ecológica alarmante. Un operativo de limpieza reveló que cerca de cinco toneladas de basura fueron recolectadas al día siguiente del evento, especialmente en las zonas cercanas, abarrotadas por miles de personas. Plásticos, envases y desechos invadieron las principales calles y plazas de la ciudad, dejando al descubierto la falta de conciencia ambiental en la multitud.
El alcalde, visiblemente consternado, hizo un llamado urgente a la ciudadanía, subrayando la necesidad de asumir una responsabilidad compartida en el manejo de los residuos. «La celebración no puede terminar con una huella ambiental tan devastadora«, afirmó. En su comunicado, instó a todos a reflexionar sobre el cuidado de nuestros espacios públicos y el medio ambiente, enfatizando que la magnitud del evento no justifica el descuido hacia el entorno.
Con la vista puesta en el futuro, el alcalde también anunció el refuerzo de campañas de concienciación y educación ambiental para prevenir un impacto negativo en futuras aglomeraciones. Además, se aumentarán las medidas de recolección de basura y distribución de basureros estratégicos para asegurar una gestión más eficiente y sostenible en próximos eventos masivos.
