El banquete de Estado ofrecido en honor a Donald Trump en el castillo de Windsor se convirtió en todo un espectáculo de moda, joyas y miradas incómodas. Aunque el protagonista oficial era el expresidente estadounidense, quien fue recibido por los reyes Carlos III y Camila, la verdadera batalla se dio en la mesa más larga de Europa: la de Kate Middleton contra Melania Trump.
La princesa de Gales acaparó la atención con un elegante vestido de encaje color champán, creación de la diseñadora británica Philippa Lepley, acompañado de la icónica tiara Lover’s Knot, una de las favoritas de la princesa Diana. Su look fue catalogado como un guiño directo a la memoria de Lady Di, elevando la tensión en el ambiente y recordando que Kate juega fuerte cuando se trata de marcar estilo.

Por su parte, Melania Trump optó por un vestido amarillo con los hombros descubiertos, combinado con un cinturón rosa pastel. Aunque cumplió con el protocolo, muchos críticos de moda lo calificaron como un “arriesgado desacierto” frente al impecable despliegue de la realeza británica. La comparación no tardó en viralizarse en redes sociales, donde varios usuarios hablaron de una “derrota estilística” para la exprimera dama.
Mientras tanto, la reina Camila Parker Bowles apostó por la discreción con un vestido azul marino y la tiara de zafiros que alguna vez perteneció a Isabel II, aunque su ausencia en la segunda jornada —debido a una sinusitis aguda— encendió rumores sobre posibles tensiones internas en la agenda real.

La cena, celebrada en el Salón de San Jorge, reunió a 160 invitados de élite, entre ellos el primer ministro Keir Starmer y gigantes de la tecnología como Tim Cook (Apple), Sam Altman (OpenAI) y Jensen Huang (NVIDIA). Pero, más allá de la diplomacia y los discursos, los flashes se concentraron en los looks de Kate y Melania, que marcaron un nuevo capítulo en la eterna batalla de estilo entre la realeza y las primeras damas.