En medio de una gira diplomática por el Sudeste Asiático, un breve video causó revuelo en redes: muestra a Brigitte Macron extendiendo sus manos y aparentemente empujando a Emmanuel Macron en el rostro al bajar del avión presidencial en Vietnam. La escena, que dura apenas unos segundos, fue suficiente para desatar una oleada de teorías en línea.
Desde Hanói, Macron respondió directamente al escándalo: «Era solo una broma entre mi esposa y yo. Lo están convirtiendo en una especie de catástrofe mundial», afirmó, lamentando cómo una escena íntima se transformó en carnada para teorías conspirativas. Aunque confirmó la autenticidad del video, criticó su uso malintencionado: «Se les atribuye todo tipo de tonterías».
Tras el supuesto empujón, Macron se recompone rápidamente y saluda a la prensa. Al bajar las escaleras, ofrece su brazo a Brigitte, quien lo ignora y se sujeta de la barandilla. Esta secuencia avivó aún más la especulación.
Desde el Elíseo, primero negaron el incidente y luego le restaron importancia, calificándolo como un «momento de unión y relajación antes de iniciar el viaje». Incluso señalaron que «trolls prorrusos» aprovecharon el clip para montar una narrativa tóxica en redes sociales.
Este episodio se suma a otra reciente ola de desinformación contra Macron: rumores infundados sobre un supuesto consumo de cocaína en un tren con destino a Kyiv, que también involucraban a líderes europeos. El Elíseo desmintió categóricamente con una imagen irónica: «Esto es un pañuelo. Para sonarse la nariz…»
Mientras tanto, Macron sigue siendo un blanco frecuente de ataques digitales, especialmente por su papel en el respaldo europeo a Ucrania frente a la invasión rusa. La desinformación, advierten fuentes oficiales, busca socavar la unidad de Occidente y manipular la opinión pública en momentos clave.