Este jueves, Rusia lanzó un misil balístico intercontinental contra la ciudad de Dnipró, en el este de Ucrania, marcando la primera vez que Moscú emplea este tipo de armas desde el inicio de la invasión en 2022. La fuerza aérea ucraniana informó que el misil fue disparado desde la región rusa de Astracán, y que múltiples misiles fueron lanzados contra infraestructuras críticas de la ciudad.
El Kremlin no ha hecho comentarios oficiales sobre el ataque, pero fuentes militares confirmaron que el misil no llevaba una carga nuclear, a pesar de estar diseñado para ello. Este ataque se da en el marco de una escalada en el uso de misiles de largo alcance entre Rusia y Ucrania, especialmente desde que Estados Unidos autorizó a Ucrania el uso de misiles de fabricación occidental.
Afortunadamente, las fuerzas de defensa aérea ucranianas lograron derribar seis misiles, aunque no se ha confirmado si uno de ellos fue el misil intercontinental disparado por Rusia. En cuanto a los daños, el jefe de la región de Dnipró, Sergii Lisak, informó que el ataque causó daños a viviendas, una planta industrial y un centro de rehabilitación, dejando al menos dos heridos.
Esta escalada en el conflicto se produce en un contexto más amplio de uso intensivo de misiles de largo alcance, con informes de que Ucrania también ha lanzado misiles Storm Shadow, suministrados por el Reino Unido, contra objetivos en Rusia.
