Desde un cauto reconteo de votos hasta expresos temores de fraude, la comunidad internacional no tardó en reaccionar a la cuestionada reelección de Nicolás Maduro en Venezuela. Maduro contraatacó retirando al personal diplomático de Argentina, Chile, Costa Rica, Panamá, Perú, República Dominicana y Uruguay. Mientras tanto, Maduro recibió felicitaciones de países como Rusia, China, Irán, Serbia, Nicaragua y Cuba.
Estos siete países latinoamericanos, junto con Ecuador y Paraguay, habían considerado «indispensable» que existieran «garantías de que los resultados electorales respetarán a cabalidad la voluntad popular expresada por el pueblo venezolano en las urnas,» en un comunicado conjunto publicado la víspera.
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Tras el anuncio de la autoridad electoral venezolana, que dio por ganador a Maduro con el 51% de los votos sobre el candidato opositor, Edmundo González Urrutia (44%), representante de la carismática líder María Corina Machado, una ola de descrédito se esparció por varios países, inclusive la ONU, que pidieron un escrutinio de las votaciones.
En un comunicado, la cancillería venezolana consideró que la posición de esos siete gobiernos «atenta contra la soberanía nacional» y exigió el lunes que se retiren también los diplomáticos de esos países acreditados en Caracas.