La celebración por los 491 años de la Fundación de Quito tuvo este 2 de diciembre un giro inesperado: una serenata al Presidente Daniel Noboa organizada directamente por el Gobierno, sin la presencia del alcalde Pabel Muñoz, y en medio de una creciente tensión entre ambas autoridades.
La convocatoria partió de la ministra de Gobierno, Nataly Morillo, quien llamó a la ciudadanía a reunirse en la Plaza Grande para acompañar al mandatario en una ceremonia que, tradicionalmente, buscaba reforzar la relación institucional entre Carondelet y el Municipio de Quito. Esta vez, sin embargo, el simbolismo fue otro.
Un ambiente festivo marcado por el mensaje político
Desde temprano, la Plaza del Teatro y el Centro Histórico se llenaron de camisetas de la selección, banderas tricolor, bastoneras y estudiantes que desfilaron hacia Carondelet. El ambiente era de fiesta, pero también de expectativa.
Pasadas las 10:00, Daniel Noboa apareció en el balcón presidencial y lanzó un mensaje directo, aludiendo a “malos funcionarios” y asegurando que “pronto se irán”. El comentario generó reacciones inmediatas entre los asistentes.
“Y a esos funcionarios que no les da la gana respetar a Quito, pues pronto se irán y ustedes mismos podrán escoger una mejor autoridad”, expresó Noboa frente a la multitud.
El mandatario aprovechó su intervención para anunciar proyectos que, aseguró, impulsará el Gobierno Central para la capital: el nuevo Museo Nacional, la Torre Ecológica y compromisos relacionados con el Metro de Quito.
“Cumpliremos nuestra parte del Metro”, dijo, “pero primero que cumpla el alcalde, que no cumple”.
Con aplausos y gritos a favor, Noboa cerró su discurso agradeciendo el respaldo y el “cariño” hacia su administración.
Pabel Muñoz rompe con una tradición de 66 años
Mientras la serenata avanzaba en Carondelet, el alcalde Pabel Muñoz confirmó que este año no habría Serenata Quiteña al Presidente, rompiendo una tradición de más de seis décadas.
Muñoz explicó que la suspensión se debe a revisiones del Servicio Nacional de Contratación Pública (Sercop) sobre los contratos municipales relacionados con las fiestas de la capital. La serenata, que históricamente se realizaba la noche del 5 de diciembre, había sido trasladada a la mañana y adelantada tres días, pero finalmente no se concretó.
La falta de coordinación entre el Municipio y el Gobierno dejó al descubierto el quiebre institucional en pleno aniversario de la ciudad.
Una fiesta que revela una fractura
Lo que debía ser una jornada de celebración terminó mostrando la distancia política entre las dos principales autoridades de la capital. Mientras cientos de personas acompañaban al Presidente en su propia serenata, la ausencia del alcalde y la cancelación de la tradición quiteña revelaron un escenario cada vez más tenso.
Las fiestas de Quito continúan, pero el ambiente político promete seguir siendo protagonista.