El 6 de agosto se conmemora un nuevo aniversario del ataque nuclear a Hiroshima, un hecho que marcó un antes y un después en la historia de la humanidad. Ocurrió en 1945, durante la recta final de la Segunda Guerra Mundial, y hasta hoy sigue siendo uno de los eventos más devastadores jamás provocados por el ser humano.
¿Cómo empezó todo?
El ataque a Hiroshima se enmarca en el contexto del conflicto entre Estados Unidos y Japón, cuando la Segunda Guerra Mundial ya se acercaba a su fin en Europa pero seguía activa en el Pacífico. Japón se resistía a rendirse, y Estados Unidos, buscando una forma rápida de terminar la guerra, tomó una decisión sin precedentes: usar una bomba atómica.
La operación fue parte del llamado Proyecto Manhattan, una iniciativa secreta de EE.UU. que logró desarrollar las primeras armas nucleares. Luego de la negativa japonesa a aceptar la rendición incondicional exigida por los Aliados, el presidente Harry S. Truman autorizó el uso de estas armas.
El día que el cielo ardió
El 6 de agosto de 1945, a las 8:15 de la mañana, el avión estadounidense Enola Gay, un bombardero B-29, sobrevoló la ciudad japonesa de Hiroshima. Desde una altitud de más de 9.000 metros, dejó caer una carga que cambiaría el curso de la historia: una bomba atómica de uranio conocida como “Little Boy”.
La bomba explotó a unos 600 metros de altura, generando una bola de fuego que alcanzó temperaturas de hasta 4.000 °C. En menos de un segundo, una luz enceguecedora iluminó el cielo y una onda expansiva arrasó todo a su paso. El centro de Hiroshima fue literalmente borrado del mapa. Las personas más cercanas al epicentro quedaron vaporizadas. A más de 1 km de distancia, muchos sufrieron quemaduras de tercer grado. Otros murieron días o semanas después por exposición a radiación.
La explosión liberó una energía equivalente a 15.000 toneladas de TNT. En segundos, decenas de miles de personas habían muerto. Los incendios se propagaron por toda la ciudad. Incluso los sobrevivientes hablaban de que “el sol había caído sobre la Tierra”. El cielo, denso y oscuro, estaba cubierto de nubes radiactivas.
¿Cómo funciona una bomba nuclear?
Una bomba atómica como la de Hiroshima utiliza el principio de fisión nuclear. El dispositivo contiene un núcleo de uranio-235. Cuando los átomos de este material se dividen, liberan una enorme cantidad de energía, además de más neutrones que provocan una reacción en cadena.
Ese proceso ocurre en una fracción de segundo dentro de la bomba, generando una explosión masiva de calor, luz, radiación y una onda expansiva. Lo devastador no es solo la explosión inicial: la radiación ionizante que emite la bomba contamina el aire, el suelo y los cuerpos humanos, dejando secuelas por generaciones.
A diferencia de las bombas convencionales, una bomba nuclear puede destruir una ciudad entera en segundos, y sus efectos pueden durar décadas, con enfermedades como cáncer, mutaciones genéticas y daños psicológicos.
Un recuerdo para no olvidar
Cada año, en Hiroshima, se realiza una ceremonia de paz en el Parque Memorial de la Paz, donde miles de personas rinden homenaje a las víctimas. Se encienden faroles flotantes, se guardan minutos de silencio y se elevan plegarias por la paz mundial.
El mundo sigue recordando Hiroshima no solo como una tragedia, sino como una advertencia sobre el poder destructivo de la guerra nuclear. A 80 años de aquel día, el mensaje sigue vigente: «Nunca más».