En Nueva Prosperina, al noroeste de Guayaquil, las bandas criminales comienzan a reclutar menores desde los 12 años. Estos grupos atraen a jóvenes y adolescentes ofreciéndoles casas que han sido arrebatadas a sus propietarios, creando una deuda con la organización. Así, los menores son introducidos al mundo criminal a través del expendio de drogas, el cobro de extorsiones, el reclutamiento de otros adolescentes o el sicariato, en un proceso de adoctrinamiento y entrenamiento progresivo.
El coronel Roberto Santamaría, jefe de Policía del distrito Nueva Prosperina, calificó como «aulas criminales» a una decena de casas convertidas en centros de entrenamiento, las cuales fueron destruidas por las autoridades en lo alto de los cerros de la Cooperativa Nuevo Guayaquil.
“El mensaje es que a toda casa que esté dedicada a una economía criminal la vamos a destruir”, subrayó el oficial. El 5 de junio de 2024, comandos del Grupo de Operaciones Especiales utilizaron explosivos para destruir las viviendas en cuestión. La zona es montañosa y de difícil acceso, con calles sin asfaltar o agrietadas por la escorrentía de aguas lluvias.
La altura de los cerros proporciona una vista panorámica, permitiendo a los criminales detectar los operativos a distancia y comunicarlos por radio. Además, la zona cuenta con múltiples vías de escape y conecta con el trasvase Daule-Chongón, conocido como el canal de la muerte.
Se trata de un sector dominado por Los Choneros, donde, según la Policía, se vienen ubicado polígonos clandestinos a modo de “escuelas de sicarios” a los que los agentes les seguían la pista desde el año pasado. El sector colinda con Monte Sinaí, donde opera también una banda criminal aliada, Los Fatales. Y ambos grupos comparten al león como símbolo común.
El sector colinda con Monte Sinaí, donde opera también una banda criminal aliada, Los Fatales. Y ambos grupos comparten al león como símbolo común.
Guaridas para mantener secuestrados
En un video presentado por la Policía, se observa a decenas de hombres entrenando en un terreno cerca de las viviendas destruidas. El video, encontrado en el teléfono de un detenido, muestra uno de los entrenamientos y llevó a la Policía a localizar el sitio. Según el coronel Santamaría, en estas casas se enseñan habilidades delictivas, como disparar, cobrar extorsiones, vender drogas y custodiar secuestrados.
En Nueva Prosperina, se han registrado una veintena de secuestros a plena luz del día este año, lo que ha llevado a reentrenar a todos los agentes policiales en tácticas de liberación. Se cree que uno de los retos de iniciación es llevar a personas secuestradas a estas casas apartadas, que han proliferado en los últimos dos meses.
